divendres, 11 de maig del 2012

NUEVOS AIRES DE VICTORIA PARA LA IZQUIERDA EUROPEA: ¿Y AHORA QUÉ?



NUEVOS AIRES DE VICTORIA PARA LA IZQUIERDA EUROPEA: ¿Y AHORA QUÉ?

Estos últimos días hemos estado asistiendo a una concatenación de acontecimientos de muy distinto signo que parecen marcar una cierta tendencia a un cambio en la situación política europea y española.
Por un lado, la victoria de François Hollande en Francia que hace prever un firme cambio de rumbo de esta Unión Europea que ha venido siendo mangoneada por la Sra. Merkel y su lacayo Sarkozy. Desde antes de su victoria del domingo, el presidente electo de Francia ya había conseguido tumbar el talibanismo idiota y ofensivo de esa “política económica” -por llamarla de alguna manera- del recorte por el recorte, del ensañamiento/austeridad, claramente premeditado y planificado contra el Estado de Bienestar y de la suprema injusticia social del entreguismo con la banca, sustentado a partir del dinero público (vease la reciente crisis/nacionalización de Bankia) combinado con, por ejemplo, la abolición de los derechos de los trabajadores en España  que desmonta las conquistas laborales de los últimos 30 años. Hollande nos devuelve al menos la dignidad perdida, la esperanza destrozada y quizás el comienzo del despertar de los pueblos de Europa.
Su victoria ha venido acompañada además por la derrota en Grecia de los culpables de aquella crisis y con la victoria municipal de la izquierda en Reino Unido e Italia y autonómica en Alemania, en línea con la protesta que crece y con las derrotas que vienen en el decisivo Land de Nord-Rheinland-Westfallen, en varios países más de la UE y dentro de 16 meses en la propia República Federal Alemana. Por todo ello, Bruselas nos va a hacer “el favor” de flexibilizar las urgencias del déficit, en medio de  sandeces que venimos soportando y escuchando dentro y fuera de España desde el recrudecimiento de la crisis
Por otro, en España vemos a Rodrigo Rato en su segundo o tercer gran coitus interruptus, al PP vasco rompiendo un estúpido pacto que nunca debió existir -para vergüenza del PSOE de ZP- y a las autonomías no peperas bramando de indignación contra el poder central. Han perdido Andalucía, perdieron en Asturias y han perdido a Sarkozy, entre otras muchas cosas. Y todos hemos perdido el sosiego al ver el espectáculo de Bankia, una de las víctimas (vendrán más) de los politiqueos culpables de quienes piensan que las entidades financieras tienen que ser manoseadas también por ellos.
Parece que las cosas están cambiando, pero… siempre hay un pero…la socialdemocracia europea  parte de un principio que no cuestiona y con el que, en el fondo, no puedo estar de acuerdo: la concepción de la inevitabilidad de la  existencia de un sistema económico, político y social al, intentando paliar a partir de medidas sociales y políticas, sus efectos nocivos para la humanidad.


¿Debemos resignarnos a la existencia del capitalismo? Creo que no, la apuesta debería ser “a la mayor”: ¿Como deconstruimos este sistema -uso este término postmoderno para no utilizar el término derribamos para no ofender sensibilidades-? Debemos ser conscientes que mientras impere ese modelo basado en la explotación de unos hombres por otros y de unos hombres hacia el planeta, todas esas medidas no son más que parches y cataplasmas, que palian el dolor y quitan la fiebre pero no curan la enfermedad. Por otro lado, perpetúan el adormecimiento de las clases populares hacía sus auténticos objetivos políticos. Este ha sido la gran responsabilidad de la socialdemocracia frente a la historia, haber rubricado el pacto social con el capitalismo: Mejoras en las condiciones de vida de la población a cambio de no cuestionar el sistema. Justificable quizás después de la II Guerra Mundial, pero ahora ya inmantenible.
Este pacto ya se ha roto. Lo han roto las clases dominantes con el silencio cómplice, cuando no aquiescente de la solialdemocracia europea. Recordemos a Tony Blair, Gordon Brown, Walter Beltroni, Zapatero, y tantos etc… Con la excusa de la crisis económica se está rompiendo y fracturando este estado del bienestar. Estamos frente a una crisis sistémica, y ¿ante esto? ¿Seguimos poniendo tiritas o curamos la enfermedad de una vez por todas? Igual hay que operar, y no con microcirugía me temo.

En conclusión: Suenan nuevos aires para la izquierda europea. ¿Pero son estos aires los suficientes o los necesarios en el momento histórico actual?


Francesc Osan

















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